Hace dos años por estas fechas, más o menos, mi hermana Naiara me propuso llevar a cabo un proyecto juntas. Por entonces yo estaba embarazada de Izan, mi peque.
Antes del embarazo entre semana trabajaba mañana y tarde y no me daba tiempo a coser, así que solamente aprovechaba ratos del fin de semana para hacer “mis cositas”. Pero los últimos meses de embarazo que me quedé en casa, al verme tan libre, tan descansada y tan FELIZ, decidí que tenía mucho tiempo para hacerle a Izan muchas de las cosas que nos iban a hacer falta.
Así que en la feria de las manualidades de Bilbao: Tendencias Creativas (nunca me la pierdo, jeje), compré todo el material necesario y me puse manos a la obra. Para la minicuna hice una colcha con su chichonera. La propia cuna traía una en tonos grises y yo le hice otra en tonos marrón y beige.
Y para su habitación hice todo: colcha, chichonera, cambiador, cojines… todo ello a juego de unos ratones de madera que pinté para la pared (entonces también iba a clase de manualidades).
Tengo que reconocer que después de hecho hasta yo misma me sorprendí de mi trabajo, nunca había hecho proyectos a tan gran escala y había salido todo perfecto, estaba super contenta 🙂 Al ver las cosas que teniendo tiempo era capaz de hacer, Naiara me propuso hacer una página web. Ella se encargaría de todo el tema informático como diseño, marketing, etc… y yo de la aguja y el hilo.
Al principio me pareció una locura, ¿de dónde iba a sacar yo tiempo con un bebé en casa?
Desde aquella conversación hasta que realmente nos pusimos a trabajar en serio pasó un año, para ser más exactos fue mi regalo de cumpleaños del año pasado, jiji, y desde ese primer año hasta ahora prácticamente ha pasado otro año.
Mientras tanto hemos trabajado duro, yo concretamente me he formado en WordPress, Photoshop, redes sociales… Antes era reacia a todo lo relacionado con el ordenador, pero para esto hay que saber un poco de todo. Y como con ilusión y esfuerzo todo puede hacerse realidad, aquí estamos estrenando nuestro “Taller de Minigüini” 🙂
También os preguntaréis de dónde hemos sacado ese nombre, Minigüini. Pues muy sencillo, cuando Izan era un garbancito y aún estaba en la tripa, mi marido Dani, le llamaba Minigüini. Y como todo esto ha comenzado porque él está aquí con nosotros, no se nos ha ocurrido un nombre mejor, jiji.
Bueno, puede decirse que este primer post ha sido más bien una carta de presentación, pero espero veros aquí las próximas semanas donde ya nos meteremos en materia y os enseñaré poco a poco todo lo que puede hacerse con un poco de imaginación.
¡Os espero! 😉